La educación infantil debe enfrentarse al desafío del uso de
las tecnologías como herramienta pedagógica. Nosotros, como educadores, tenemos
la obligación de ofrecer al alumno/a y, en definitiva, a nosotros mismos, la
posibilidad de mejorar nuestra práctica educativa.
Debemos conseguir que las TIC no sean algo excepcional en la
actividad escolar. Me gusta de las TIC su capacidad de adecuación a las
necesidades de los niños/as en cada momento. Lo importante es que la escuela no
viva de espaldas al mundo, que nosotros, educadores, aprendamos también otras
estrategias de comunicación para llegar a los alumnos mejorando así los
resultados del aprendizaje. Pero es más importante que estemos lo
suficientemente capacitados para sacarle provecho a todas estas tecnologías. Es
hora de “ponernos las pilas” y empezar a dominarlas para aplicarlas a nuestras
aulas, no como un hecho extraordinario sino como parte de la actividad diaria.
Las TIC se pueden trabajar en las tres áreas del currículo
de infantil. A través de ellas crearemos autonomía en el niño, fomentaremos el
uso cooperativo entre ellos, mejoraremos la destreza motriz, facilitaremos la
comprensión de conceptos ayudando a desarrollar los contenidos
sistemáticamente, estimularemos nuevos aprendizajes así como la comunicación
alumno/alumno y maestro/alumno.